Amin Abel Hasbun

Amín Abel Hasbún: en la nostalgia de mis sueños *
POR MYRNA SANTOS*
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*LA AUTORA es la viuda de Amin Abel Hasbún. Reside en Puerto Plata.
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“Y es que los revolucionarios seguimos haciendo la revolución aun después
de muertos, cuando ya no tenemos voz para propagar las ideas
revolucionarias, cuando ya no tenemos vida para empuñar el fusil, todavía
nos quedan los huesos para que sirvan de banderas”. Amín Abel Hasbún.
Amín nació el 12 de octubre de 1942; el próximo mes hubiera cumplido 68
años. Le gustaba chistear sobre su vida y por ello acostumbraba a decir que
había nacido en una fecha que nadie podría olvidar por coincidir con la
celebración del descubrimiento de América. Establecía en sus peroratas
sobre la asignación de las fechas memorables ligadas a su vida, el haber
coincidido nuestro matrimonio con el 24 de abril de 1965, fecha esta que dio
inicio a la gran insurrección popular que derivó en la segunda intervención
norteamericana, que trajo como consecuencia grandes y graves confrontaciones
sociales, y que por igual moriría un día que sería recordado siempre por
todo el pueblo dominicano, y no se equivocó, porque el 24 de septiembre, Día
de las Mercedes, seguirá siendo un día asociado a su muerte.****Vivio una
vida muy accidentada, rodeado de persecusiones, encarcelamientos,
aislamiento familiar y graves dificultades en el desenvolvimiento de su
diaria cotidianidad. Era un hombre disciplinado, sencillo, tal vez con una
humildad que me enervaba por considerar que esa actitud lo llevaba a que
algunas personas desvalorizaban su entrega y denostaban de su condición
social para impedir su ascenso en las decisiones políticas de importancia
dentro de las organizaciones donde mantuvo hasta la muerte su militancia
partidaria.****Su inteligencia fuera de serie la puso a prueba tanto como
estudiante como político: En medio de las convulsionadas luchas por la
destrujillización de la universidad estatal, el regreso de los exiliados, su
carrera en la facultad de Ingenieria y Arquitectura, su ascenso a la
Secretaría General de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED): la
lucha por un mayor presupuesto y la formación del Movimiento Estudiantil
Flavio Suero, Amín descollaba con notas sobresalientes y se graduó, Summa
Cum Laude, título que le fue otorgado después de muerto.****Sin embargo
Amín, siempre reía, nunca la tristeza fue su estado de ánimo; aún en medio
de una tremenda disyuntiva personal cuando nuestro hijo Ernesto Van-Troi, al
nacer en el 1968, presentó una dolencia cardíaca congénita que podía haberse
derivado en una muerte segura, siempre demostró entereza y optimismo que
influyó en mí, para poder enfrentar esa posible debacle personal.****Teníamos
un acuerdo, de siempre encontrarnos para Navidad y Año Nuevo, si los sucesos
políticos que se desencadenaban lo permitían, pero aún así, sorteaba las
dificultades para cumplir con ese acuerdo y por ocho años que duró nuestro
noviazgo y matrimonio, siempre para esas fechas estuvimos juntos. Igual
sucedía para mi cumpleaños, nunca dejó de enviarme un obsequio, si no podía
estar presente, o de llevármelo si lograba llegar, regalo que el mismo
confeccionaba. Podía ser una pintura, un poema, un cuento, un cofre, en fin,
detalles que mantuvieron siempre nuestras relaciones con un acercamiento a
pesar de la distancia.****Cuando se perpetró el secuestro del coronel
norteamericano Donald Crowley, aún cuando Amín fue hermético, tuve la
percepción que se avecinaban terribles dificultades. Percibí que Amín habia
tenido que ver y mucho en ese rapto y en sus resultados finales, logrando
negociar y sacar fuera del país un conjunto de 20 hombres encarcelados en la
prisión de La Victoria, condenados a corto plazo a la muerte, si este
secuestro no se hubiera planficado y logrado una conclusión exitosa. Entendí
que Amín estaba en peligro inminente y así se lo hice saber, pero él con el
optimismo que siempre lo caracterizó, desechó todas mis conjeturas y me
infundió valor.****El día antes de su muerte, 23 de septiembre de 1970,
sentados en unas mecedoras y conversando los dos en medio de un tremendo
apagón, a través de un radio transistor, pudimos oír el aviso que provenía
de uno de los locutores de Radio Comercial que transmitia en ese momento el
juego de pelotas, que a una cuadra de donde estabamos residiendo, había
ocurrido la muerte de un joven a manos de la Policia Nacional, cosa esta que
me puso “los pelos de punta”, unido a que había hecho contactos con Edgar
Erickson Pichardo (El Gringo) para que le dijera a Moisés Blanco Genao, que
Amín estaba en casa y queria conversar con ellos, por lo que habíamos
quedado en que irían a visitarnos en horas de la noche y aunque estuvimos
hasta las doce esperándolos nunca llegaron; y Amín para calmarme comenzó a
contar una serie de anécdotas de sus vivencias en la región del Este del
país, a donde había sido enviado por la dirección política del MPD para
escabullirlo de la persecusión de los organismo de represión.****A eso de
las 6:00 de la mañana, fui despertada por el timbre que sonaba de manera
repetida y cuando me asomé al balcón constate que estabamos rodeados de la
Policía Nacional y que apoyados por un Ayudante Fiscal pedían entrar a
allanar nuestra casa y hacer preso Amín. Los acontecimientos se
desarrollaron tan precipitadamente que la realidad nos dio en la cara. Amín
fue asesinado vilmente en las escaleras donde residíamos y tanto nuestro
hijo, Ernesto Van-Troi, con dos años de edad, como yo con siete meses de
embarazo, junto a la trabajadora de la casa fuimos hechas presas.****40
años hacen, este 24 de septiembre, de ese horrible acontecimiento en mi vida
y en la vida de mis hijos. Desesperanzas, frustraciones, situaciones
trascedentales y grandes expectativas han rodeado mi vida, la de mis hijos y
de mi compañero Enrique Rivera, quien asumió la parte paterna de que
adolecieron mis hijos que procreé con Amín y que la guadana fatal que han
segado la vida de muchos en el país, nos lo hizo sentir, visibilizando una
gran tragedia en nuestra familia, que ha normado nuestro comportamiento y
forma de ser. ****Por eso, la figura de Amín Abel Hasbún, a pesar del
tiempo, repercute en mí con la gran añoranza de seguir siendo la gran
nostalgia en mis sueños.
Que gran artículo, cuanto sentimientos impregnó en estas letras.
Como decía el Ernesto «Che» Guevara: «Hasta la victoria siempre»
Que pena que hombres como amin no vivan mucho tiempo
Tengo fe en que nuestro país va a tener un día un hombre como Amín dirigiendo nuestra nación.